miércoles, 11 de marzo de 2009

Vámonoh pal sur!


¿O mejor nos quedamos?
Ya que estamos aquí, habrá que aprovechar, que, más de vez que cuandos hace sol, un sol de justicia que con la brisita recuerda las mañanas junto al mar.
Pero claro, hasta aquí el salitre no llega. Una pena.

Y sí, que la cosa está chunga, que la crisis viene pisándonos los talones y que quiere comernos vivos, pero el que no trabaja, es porque no quiere. Y el que no se viene, pues por lo mismo. Pero, don't worry, no hace falta escudarse en excusas manidas y autoconvicciones convictas.
Realmente, a nadie le importan. Ni las tuyas, ni las mías.

Pero si yo me volviera ahora.... ¿Fracasaría? Para mi familia no, y mucho menos para mis amigos, pero hay algo dentro que te seguirá años y años, una sensación de no haberlo intentado, de haberte quedado con la miel en los labios y esa carga, sobre mis propios hombros, me impide dar el salto al continente.

Seguiré esperando que llegue un tren, no sé si de línea roja, negra o azul celeste y que me lleve de regreso a algún lugar conocido, que, viéndolo no sea nada del otro mundo y que, aún estando a kilómetros fuera de casa, me recuerde de donde vengo. Porque aunque todo siga un curso y ese curso vaya aprobando, como en casa, en ningún lado.

Pic: Mis ojillos dorados por el sol londinense de un afternoon de sábado. El solecito que da por el centro de Londres. Que no tiene desperdicio, vamos.


PS: No me lo creo ni yo, ¡he actualizado! Es increible, pero la práctica hace al maestro porque cada vez me cuesta más sacar pensamientos y traducirlos a una más o menos bella literatura. Menos mal que nunca es tarde para comenzar de nuevo, más cuando empiezas desde joven.