martes, 11 de marzo de 2008

Manifiesto


Me pongo a las órdenes del destino y me abstengo de clamar profecías. Me despojo de mis vestidos gastados e intento no pensar en un mañana, en un día soleado con rayos minúsculos entrando por la ventana de mi habitación. El verde le queda bien a ese habitáculo dorado, de grandes cortinas y poco espacio.

No pienso enumerar lo que hice y no me apetece repetir lo no hecho. Taparemos los agujeros que hizo el dolor con yeso para que no vuelva a entrar el agua que solía desprenderse de los rincones más insospechados. Volveré a repetir lo que estuve escribiendo cuando aún no sabía apenas la mitad y de nuevo me disculparé por la de veces que pensé que tenía la verdad entre mis dedos por ver siquiera un poco más allá de lo que no quería que me mostraran.

Rebelde agonía, cambio de óptica, actitud sobrevalorada. Así se definen los principios de un proceso comparado con esas piedras del camino. Un proceso de dureza exterior y de poca sangre interior. Un proceso de máscaras hechas personas y de momentos infravalorados. De recordar frases de libros ya olvidados y que a partir de ahora serán dogmas. Días de ser otra persona, días de andar para atrás, porque eres quien eres y si te esfuerzas por ser lo contrario a lo que tu corazón te manda, acabarás por ser nadie. Acabaré siendo nadie.

"You must be a destructive girl, like a rock in a moor, waiting a wild wind, near the grave.... waiting a day for letting to exist"

De eso va este manifiesto, de las veces que pude ser y que no aproveché, de los pasos que doy en falso, de las miradas que respondí pero que nunca más volvieron. No me gusta clericar y mucho menos hacer como si esto valiera la pena, pero desde las profundidades de la sed y la agonía mental, confundida con soles y rocas, dejo de ser yo.

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