lunes, 7 de abril de 2008

Pour Pablo -como la gota que nunca acaba de caer-


Seguramente seas la persona que más conozca mis momentos buenos pero sobre todo los malos. Los has sufrido en directo. Y sin embargo, a diferencia de la mayoría de hombres a los que dejé entrar en mi vida, aún no has salido corriendo. Dándome por loca.

Y creo que eso debe significar algo. Sé que no me quieres y nunca te pediría que lo hicieras, pero lo que sí quiero pedirte es que despiertes. Despiertes de un letargo que dura varios años y vuelvas a renacer ya sea solo o con compañía. Y que no borres los mails que te envío.....


No tengo ni idea de cómo acabará esta historia. Nunca me ha gustado darle nombres a mis relaciones interpersonales pero sí saber a qué atenerme. Contigo lo sé, es cierto, pero no quiero hacer como siempre, no quiero dejar de verte, saber de ti y menos me gustaría dejar de reírme contigo. Pero supongo que éstas son las pruebas que nos pone la vida y hay que empezar a superarlas. Hay que empezar a superarlo todo y está claro que quien merezca la pena, seguirá a tu lado y quien no, que se vaya con viento fresco.

Creo que eres una gran persona, y como te dije, uno de los pocos hombres sensibles que conozco, pareces transparente pero dentro guardas tanto que ni tú mismo te atreves a descubrirlo. Y eres fuerte y puedes sacar las fuerzas que a veces piensas que te faltan. Porque sabes que te faltan y ese es un primer síntoma de que puedes y debes vencer. Que tienes que empezar a explotar lo bueno que tienes y escribir, dar riendas, intentarlo no para ganar cualquier premio, porque el premio existe cuando te sientes satisfecho contigo mismo.


Seguramente pensarás que soy muy hipócrita al decirte todo esto cuando ni yo misma sé como aplicarme el cuento, pero quizás este es mi cuento y éstas son mis maneras. Yo ya salté un escalón de la esperanza al desaliento y el siguiente, el de la vuelta a los orígenes quizá llegue un poco tarde. Pero no te quepa la menor duda de que llegará.


Puede que leas esto hoy, o mañana, o que ni siquiera lo leas, pero que sepas que existen personas que te entienden y te quieren y ese es un grupo en el que, con todas las licencias del mundo, me permito incluirme. Y quien no te quiera o no te quiera bien, no merece la pena. No hemos venido ni para esperar y mucho menos soportar. Venimos para vivir.


No sé qué significará este pequeño manifiesto que te escribo, ni siquiera sé si será lo correcto. Sólo sé que me apetecía y que no quiero arrepentirme de mis deseos. Quizás es que por fin me estoy haciendo mayor.


Desde otra parte de mí.


1 comentario:

capinar dijo...

Jamás me habían escrito directamente. Nunca así.
Vendo por ahí recetas de lo preciosa que es la vida, porque aunque de cierta forma yo no termine de percibirla así, sé que es enorme, desafiante e ilusionante.
No tendría que salir corriendo al descubrir como se abre el corazón de una persona. Aunque lo que salga de tí sean lágrimas, es bonito saber de ellas.
El otro día diste en el clavo. Justo lo que nadie se atrevió a decir. Justo lo que quería escuchar, justo tú, justo en ese momento, justo apenas cerca de la última mirada.
Medio segundo, entre caer y levantarte. tic tac tic tac tic tac.
Muchas gracias por este texto, gracias por tu preciosa y sincera crueldad.
Un beso Nat